Me gustaba la sensación que desprendía un día nublado, cuando con mis pequeñas manos lograba abrir las enormes ventanas de mi habitación y entraba a través de ellas esa brisa con olor a humedad que impregnaba el aire y el silencio que lo envolvía todo. apenas interrumpido por algunos coches de vez en cuando y el canto de los pájaros entre las hojas de los arboles que se movían con el viento y que lograban hacerlo todo mas real. me encantaba ese olor a mar que emanaba de esos días en los que las oscuras nubes apenas dejaban traspasar los delicados rayos del sol. porque eso aunque a muchos les parecía irritante e incluso triste a mi me aceleraba el corazón y me envolvía en una sensación mágica.
me encantaba el mar del norte, rodeado de hermosas praderas verdes cuyo color casi fosforito hacia daño a los ojos. me encantaba el olor a mar y a sal en el aire, la brisa entre fría y cálida que lo recorría todo. y el silencio. ese silencio al que acompañaban las olas al chocar contra la orilla.
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