Ella era diferente, sentía que no encajaba en ningún sitio, ni siquiera en su grupo de amigas. No pensaba como nadie de su edad ni se dejaba llevar por los vicios adolescentes del alcohol, el tabaco o el sexo. Parecía que su cabeza iba a un ritmo diferente al del resto, tal vez había crecido demasiado rápido. Todo el mundo la veía como la chica tímida y lista del rincón al lado de la pared, a la que apenas se le entendía cuando corregía los ejercicios. No estaba entre sus aficiones ir de discoteca en discoteca en busca del tío macizo de la noche, ni siquiera le interesaban mucho los chicos, solo aquellos que se fijaban en ella, o la miraban mostrando interés. Pero era demasiado tímida y no tenia la suficiente autoestima asique nunca se atrevería a entablar conversación con aquellos chicos a los que apenas conocía por miedo, o por desconfianza. A menudo se sentía sola, sabia que era su culpa, no se integraba con facilidad en la sociedad que le había tocado vivir y los temas de conversación de sus compañeros le resultaban un tanto infantiles. Leía muchísimo y seguía esperando a esa/e super amiga/o que tanto salia en sus amadas novelas o a ese chico perfecto, que nunca llegaba...
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